La presión sanguínea alta y
crónica constituye un trastorno
grave.
En cambio la presión baja,
casi nunca es un trastorno,
pero a veces, un movimiento rápido
tiene algunos inconvenientes para
la persona que lo padece.
La presión baja que plantea dificultades aparece repentinamente y produce aturdimiento o desmayo. La más común se llama "hipotensión postural". Cuando se levanta rápidamente de un asiento, de la cama, de un diván u otro lugar, lo que sucede es que sus vasos sanguíneos tienen que contraerse con objeto de mantener la presión sanguínea normal de la nueva postura, y este proceso se realiza automáticamente por acción refleja del sistema nervioso.
Si padece de hipotensión postural, la acción refleja es de algún modo defectuosa, por ello su presión sanguínea cae y el flujo de sangre hacia el cerebro queda reducido temporalmente por un cambio de postura repentino. El resultado es cierto mareo o una pérdida breve de conciencia.
La hipotensión postural se debe, generalmente, a una sobredosificación de ciertos fármacos que se administran para la presión sanguínea alta. Pueden tener efecto sobre el sistema nervioso si la dosificación es demasiado alta y producir la hipotensión postural.
El tratamiento, muy sencillo, consiste en reducir la dosis. En ocasiones, la hipotención postural es efecto de ciertos estados patológicos como la diabetes o la arterioesclerosis. A veces la presión sanguínea baja produce un flujo tan disminuido hacia el cerebro de una persona que ésta se desmaya.
Si sufre mareos, acostúmbrese a levantarse despacio. Si tiene frecuentes desmayos, consulte con su médico de confianza, quien comprobará su presión sanguínea y puede que disponga de otras pruebas de diagnóstico para determinar la causa subyacente.
RECUERDE ANTE LA MENOR DUDA ACUDA DE INMEDIATO A SU MÉDICO DE CONFIANZA.
Fuente: Del libro "El médico en casa" .
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