gas o la electricidad
la gente calentaba las
casas con leña, carbón,
turba, paja o los más
pobres, con estiércol,
que aunque ardía bien...
despedía mal olor.
En Italia, en el siglo XII se inventó la chimenea que se alimentaba con maderas y así abrigaba el hogar.
En Europa Central y del Norte usaban más las estufas de carbón o leña, a cuyo alrededor se colocaban bancos para dormir, en posición incómoda, pero por lo menos estaban abrigados.
Quienes podían, tenían calientacamas de cobre que rellenaban con brasas y metían entre las sábanas antes de acostarse, y los más ricos, tenían camas con dosel y cortinas para guarecerse de las corrientes de aire.
Entre los campesinos, era muy habitual dormir en la misma habitación con los animales para compartir el calor.
Aún quedan en pie pallozas en la zona española de Los Ancares, entre León, Galicia y Asturias. Esas pallozas eran grandes cabañas de piedra de interior diáfano donde hasta hace no muchos años, personas y ganado dormían en compañía.
Fuente: Luis Otero, para Muy Interesante, la revista.
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