El bombo legüero es un
instrumento de percusión
infaltable en los grupos folclóricos.
Su sonido tan ancestral como único,
jamás pierde su vigencia y marca
el compás de nuestros ritmos.
Es bien criollo, porque su historia
mezcla lo nativo con lo español.
Se lo llama "legüero" porque su
sonido se puede escuchar a varias
"legüas " de distancia.
Por lo común se hace con un tronco de árbol ahuecado de ceibo, tala o quebracho blanco, de unos 60 cm de alto y con dos membranas de cuero de oveja, cabra, guanaco, vizcacha o otro animal; los expertos cuentan que los mejores parches son de cuero de cabra y de oveja.
Este instrumento membranófono debe su nombre de "legüero" a que su sonido grave y profundo se podía escuchar en el campo a muchas "legüas" de distancia. La zona de popularidad es en el noroeste argentino: en Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja principalmente.
Su mayor virtud se debe a la profundidad de su sonido, ya que la percusión con los palos y la tensión de los parches, no es posible conseguir muchas variantes en los sonidos que de él puedan lograrse.
Con la llegada de los españoles y los tambores militares que traían en la colonización de estas tierras, junto con ellos inspiran a los nativos a incorpora a los de madera, de donde atan los tientos pasándolos por unos anillos llamados "tensores" y así nace el bombo criollo o legüero.
Domingo Cura, uno de los mejores percusionistas que tuvo el país y un grande en la ejecución del bombo legüero. Otros "bombistos famosos" y populares podemos nombrar a Los Chalchaleros, Los Hermanos Ábalos y El Chango Nieto, entre otros.
Fuente: folklore argentino.blogspot.com
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