El mito bíblico de la Torre
de Babel, recuerda cuando los
constructores de aquella legendaria
torre, quienes hablaban todos el mismo
idioma, quisieron llegar al cielo y Dios los
castigó confundiéndolos con mil lenguas
extrañas entre sí.
Seguramente, a Dios no le hizo ninguna gracia que los babilonios, para ponerse a su nivel, comenzaron a construir una torre que llegara hasta el cielo.
"A partir de ahora"-debió de pensar, "si quieren entenderse, tendrán que acudir a las academias de idiomas"...
Menos mal que, para compensar, otorgó a los seres humanos una capacidad extraordinaria para aprender no sólo una sino varias lenguas de forma casi automática, sobre todo durante sus primeros años de vida.
Sin embargo, no pocos habrán experimentado las dificultades de adquirir un nuevo idioma ya de adultos.
El aprendizaje de idiomas se ha convertido en un tema de intenso estudio en los últimos años, tanto desde el punto de vista de la lengüística como de la neurología.
Incluso se ha desarrollado una nueva disciplina, la neurolingüística, que armoniza las ideas de ambas para facilitar el estudio de temas como la adquisición de la lengua o los trastornos del lenguaje.
Los resultados de todas estas investigaciones pusieron en tela de juicio la creencia tradicional de que el aprendizaje de un idioma se logra a través de la memorización de listas de vocabulario, reglas gramaticales, patrones de sintaxis y diálogos.
Los adultos disponen de más estrategias intelectivas que los niños y, sin embargo, se muestran menos competentes para abordar la tarea de asimilar un idioma.
Fuente: Revista Muy Interesante, documento especial.
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