domingo, 18 de agosto de 2013

UNA CIENTÍFICA EJEMPLAR: MARIE CURIE

" Quiero decir adiós a
este mundo despreciable.
La pérdida será pequeña ..."
Estas palabras se las dejó
escritas a una prima, después
de un amor frustrado, pero por
suerte para la ciencia, esta joven
se sobrepuso y llegó a ser una  de
las figuras científicas más notable
de todos los tiempos.

                                                                                     


          Manya Sklodowska nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, capital de Polonia. Sus padres pertenecían a la clase campesina polaca, pero habían abandonado la granja con el fin de lograr una educación. Luego su padre fue profesor de matemáticas y física de la Escuela Secundaria de Varsovia y su madre una consagrada pianista.
          Cuando Manya tenía diez años perdió a su madre y Polonia en aquellos días era parte de Rusia zarista y el gobierno de Petrogrado imponía restricciones a los polacos, como castigo por sus conatos de rebelión. El padre de Manya (María), perdió las cátedras por haber hablado demasiado abogando por la independencia de su patria.
          A los veintitrés  años, comenzaba la realización del sueño largamente esperado. Marie había adaptado la versión francesa del nombre, se inscribió en la Facultad de Ciencias de la Sorbona. Durante cuatro años, trabajó y estudió. Vivía en una buhardilla que carecía de calefacción casi por completo; su menú diario consistía en un pan, un poco de manteca y té. Hubo una oportunidad en que se mantuvo veinticuatro horas con rábanos y cerezas. La carne y los huevos rara vez, o nunca, entraban en su dieta.
          Pero sobrevivió y estudió matemáticas y poesía, química y música, física y astronomía. En el interin lavaba frascos en el laboratorio de química. Al graduarse ocupó el primer puesto de la 
promoción en física, y al año siguiente el segundo puesto de la promoción de matemáticas.
          Pedro Curie y Marie se conocieron en casa del profesor Kowalski, físico polaco que visitaba París. La conversación versó sobre ciencias y Pedro pidió volver a ver a Marie. Ella obtuvo permiso para trabajar en el laboratorio del profesor Schultenberger, junto a Pedro Curie. Manya Sklodowska se convirtió, un año más tarde, en Marie Curie.
          Marie y Pedro, buscaban una sustancia que no tenía que ser conocida. La "pechblenda" era un mineral caro y sólo se lo podía conseguir en Austria. Toneladas de residuo de la pechblenda fue enviada a la cabaña de los Curie y así comenzó una de las empresas más fatigosas, en todo sentido, en la historia de la investigación científica.
          Después de dos años de investigación, dispusieron de una pequeña cantidad de cierto compuesto de bismuto. Pero este compuesto era 300 veces más activo que el uranio. Actuaba sobre la película fotográfica en una forma que despertaba asombro. El compuesto de bismuto debía contener algo más que los elementos conocidos, Marie volvió al laboratorio para buscar ese algo más.
          En julio de 1898, anunció el elemento nuevo: el polonio, en honor a su tierra natal. Y al fin aparecieron unos cristales de otro nuevo elemento y lo bautizó radio. Su radioactividad  es alrededor de un millón de veces mayor que la del uranio, material que dio una pista a Marie. El radio afecta inmediatamente el material fotosensible que recubre las placas fotográficas, aun cuando éstas estén envueltas en papel a prueba de la luz; ioniza las moléculas de los gases que componen el aire, vale decir que transforma a los gases en conductores de la electricidad.
          Los compuestos de este elemento producen fluorescencia cuando se los mezcla con otros compuestos. Es probable que las agujas del reloj que lleva usted en la muñeca, contengan una pequeñísima cantidad de radio. Las radiaciones emitidas por el radio pueden hacer que las radiaciones emitidas por el radio pueden hacer que las semillas no germinen, y mata bacterias y hasta pequeños animales.
          Esta radiación destruye los tejidos orgánicos y de allí que se la haya aplicado al tratamiento del cáncer y de ciertas enfermedades de la piel. Emite calor constantemente y en cantidades suficientes para fundir hielo a razón de una vez y media su peso en una hora. El radio produce esta energía a costa de sí mismo, o sea que, a medida que la produce, se va desintegrando para dar lugar a la formación de átomos más simples, es verdaderamente increíble.
          Gracias a este descubrimiento, fueron premiados con el Nobel. El 19 de abril de 1906, Pedro Curie fallece tras ser atropellado por un carro con caballos y arrollado por un pesado camión que circulaba en dirección opuesta.
          Angustiadas protestas brotaron de las gargantas de algunos científicos ¿Una mujer? Inconcebible! Además, decían,  el grande había sido Pedro; ella no había hecho más que ayudar un poco...
          Marie Curie demostró que sola era por lo menos, comparable científicamente a su marido. En 1910 logró aislar el radio metálico en estado puro. Para ello hizo pasar una corriente eléctrica a través de una porción de cloruro de radio ( una sal del elemento) fundido, y advirtió la formación de una amalgama en el electrodo negativo de mercurio. Hizo hervir el mercurio y el elemento radio quedó en libertad. Este trabajo le valió un segundo Premio Nobel.
          La extraordinaria mujer murió el 4 de julio de 1934. Sus órganos vitales estaban destruídos por años de exposición a los efectos de la radioactividad. El radio que ella había descubierto la había derrotado, en su cuerpo y fue una guerrera en la ciencia.



Fuente: Samuel Nisenson. Del libro Gigantes de la Ciencia.
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