domingo, 4 de agosto de 2013

EL PULMÓN ORQUESTA

Cada vez que usted habla,
una tormenta en miniatura
se desata en su boca.
Dientes y lengua, encía, paladar
y labios convierten la fantasía
en sonido.
De este milagro brotan las palabras.

                                                              


          Para conocer el comportamiento del pulmón en la emisión de la voz, debemos imaginarlo no como un "fuelle" sino como una "orquesta sinfónica". En vez de tener saxos, trompetas y violines, sus músicos recurren a soplidos, respiros y aspiraciones. 
          La frente (detrás de ella, a más o menos su mitad) será el podio desde donde el director de orquesta hará salir los sonidos que considere oportunos. Allí está la "zona del habla" del cerebro, según los siquiatras.
          Cuando todo está "a punto", supongamos que usted quiera decir "paloma", el director ordena a la maquinaria pulmonar aspirar aire, luego a comprimirlo en la pared alveolar mientras hace bajar el diafragma - es una cortina de regulación de entrada de oxígeno- y dispone la tensión de los músculos del cuello.
          Aquí están alojadas las cuerdas vocales ( unas rejillas de tejido celular muy vibradoras). Estas reciben de a poco, los impulsos de aire que el pulmón les va enviando a través de la tráquea. Ahora se producirán "ondas de presión", ya que al entrar en contacto el aire con las cuerdas vocales se generan sonidos acústicos que viajan  a 330 metros por segundo; llegarán a la cavidad bucal, impactando al paladar, aplanando la lengua y lanzándose contra dientes y labios cerrados.
          Así nace la letra "P" y sucesivamente, por otros mecanismos parecidos, las letras restantes. Una magia que cotidianamente brotará con apenas propornérselo, ¿no le parece?...


Fuente: R. P. Ramos. Suplemento La Razón.
******************************************************************************* 

No hay comentarios:

Publicar un comentario