EL MUNDO ENTERO QUIERE SABERLO
"¿Qué es lo que más quisieras
saber?", les preguntaron a un
grupo de adolescentes.
La mayoría contestó:" Queremos
saber por qué estamos aquí,
Deseamos saber qué es en sí la vida.
Deseamos saber de dónde venimos
y a dónde vamos"
Los jóvenes no son los únicos que están buscando respuestas a esta pregunta. ¡ El mundo entero desea conocer la respuesta! Para muchos la pregunta no es tanto "¿por qué estoy aquí?", sino " cómo escapar de este enredo?"
Hay una conocida obra teatral de Broadway: "Deténgase el mundo". Multitudes de personas temen continuar viviendo, pero temen aún más quitarse o perder la vida. Para sus torturadas mentes, nacer es una injusticia.
¿Cómo ayudar a las personas temerosas y desilusionadas? Lo único que puede ayudarles es convencerse de que la vida de toda persona tiene un propósito y un plan. Ello requiere creer en un poder supremo, en un Dios al que se introdujo en la historia de la humanidad en la persona de su Hijo y proporcionó el medio por el cual los pecadores podrían relacionarse, en términos de padre e hijo, con un Dios santo.
Aparte de esto, no hay en verdad consonancia o razón para la vida.
Uno de los hombres más respetados y a menudo de los más citados a principio de siglo fue Samuel Langhorne Clemens, mejor conocido por su nombre literario: Mark Twain. El mundo literario todavía se inclina ante su ingenio y habilidad en el uso de las palabras: sin embargo, la vida de Mark Twain estuvo matizada de soledad y pesimismo.
Aunque la mayoría de sus obras expresan buen humor, sus biógrafos coinciden en que no fue un hombre feliz. Aunque talentoso hasta lo sumo, nunca dio con las verdaderas respuestas. En su autobiografía escribió: " Millones de hombres nacen; trabajan, luchan y sudan por el pan; riñen, disputan y pelean; se esfuerzan por tomar insignificantes ventajas unos sobre otros. La vejez se acerca insensiblemente y llegan los achaques; la vergüenza y la humillación echan abajo su orgullo y su vanidad.
Son despojados de aquellos a quienes aman, y la alegría de la vida se torna doloroso pesar. El peso del dolor, la preocupación, la miseria, se hacen más pesados cada año. La ambición por fin muere, y toma su lugar un vehemente anhelo de alivio.
Por fin les llega -único regalo no ponzoñoso que la tierra les prodiga- y desaparecen de un mundo donde no realizaron nada, donde constituían un error, una necedad, un revés; donde no dejaron señal de que existieron; un mundo que los llorará un día y los olvidará para siempre."
Fuente: John D. Jees. del libro "Este maravilloso Mundo Nuestro"
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