lunes, 29 de septiembre de 2014

GRACIAS A LA CROQUIÑOL LAS MUJERES NO SE PEINAN

Como los cabellos se comenzaron
a usar más cortos, un nuevo método
fue necesario para conservar la ondulación...


                                                                                            


          En 1906, el peluquero alemán Karl Nessler, mostró al mundo, una tecnología que cambiaría literalmente la forma del cabello, durante el siglo siguiente. Después de años de experimentación incluyendo dos intentos que casi incineran completamente el cabello de su esposa Katharina.
          Nessler perfeccionó finalmente un tratamiento químico con el que conseguía rulos permanentes en los cabellos lacios. A principios del siglo XX, los cabellos femeninos se usaban relativamente largos, y se ondulaban para obtener una mejor apariencia. El método para el ondeado era el ideado por Marcel Grateau, con una tenaza caliente que sólo servía para cabellos largos.
          Al principio el proceso era peligroso y poco fiable, pero Nessler y los valientes sujetos con los que experimentaba, perseveraron hasta que el proceso fue comercialmente viable. La patente que finalmente recibió Nessler en 1909, describió un proceso mediante el cual el cabello se envolvía firmemente alrededor de un rodillo de metal, tratado con hidróxido de sodio y luego calentado durante diez minutos con unas pinzas cilíndricas que previamente se habían colocado sobre una llama de gas.
          En 1911, ya había un número suficiente de mujeres deseando pagar el caro proceso del inventor, que para entonces cambió su nombre por el de Charles Nestle, como para permitirle abrir un salón en Londres, ciudad en la que se había asentado junto a su esposa, y al que llamaron "Casa del Rizo Permanente". Pero años más tarde, su historia cambió rotundamente.




Fuente: Wikipedia, Google.*
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