que buscan la tierra del cuando...
cuando me case...
cuando me divorcie...
cuando encuentre empleo...
cuando tenga un hijo...
cuando... cuando...
La lista es larga. ¿ Qué hacen estas personas mientras esperan por ese día ideal para -¡ Al fin!-empezar a vivir?. Subsisten. Toleran. Esperan. Para ellas, el día a día no cuenta-es sólo un ensayo. La vida comenzará-de verdad, verdad-cuando...Esa es la clave: "cuando, puntos suspensivos".
¡Qué fantástico plan! ¿No es cierto? Pues no. La vida no está enterada de este "arreglo" y hace correr los minutos uno tras otro, hasta formar horas, semanas, años...Muchos años. Aquel que los deja escapar insensiblemente, llega al final del camino con la sensación de que "algo"o "alguien" lo ha estafado.¿Esto es todo?, se pregunta. ¡ Qué decepción! Y qué tristeza, pues ya no es posible dar marcha atrás.
Esa persona no comprendió a tiempo que la vida no es un ensayo; que cada minuto es real y ¡ cuenta! Aquella que sí lo entiende, adopta otra actitud más positiva: valora el presente -lo saborea-
Ella sabe que la vida se compone de muchos pequeños momentos-desayunar, pasear por el parque, hacer las compras, leer- y que si los descarta o simplemente los tolera como parte del camino que debe recorrer para llegar a la tierra del " cuando...", habrá dejado pasar la mayor parte de su vida. De hecho, no habrá vivido realmente.
¿Necesitamos decir que sólo existe el presente, pues el mañana no está garantizado? No. Todos lo saben. Entonces, ¿por qué viven con la vista fija en el horizonte? Porque les han hecho creer que la felicidad está más allá-siempre más allá- sobre una cumbre y que es constante. Cuando acepten que el horizonte retrocede con cada paso que se da hacia él, volverán su vista hacia lo único que es real: este instante... y tratarán de hacerlo especial, de vivirlo más plenamente.
¿Lo hace usted?...¿ O acaso lo hará " cuando..."?
Fuente: Alicia Cue
Editorial Vanidades
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