sábado, 20 de octubre de 2012

LAS CIUDADES DE CRISTAL

Hay un país que ha conservado 
más vivo y realista
el recuerdo de los vuelos y
las batallas de un lejano  pasado.

                                                                                                      

          En la India no cruzan el cielo los dragones, serpientes o aves monstruosos, sino máquinas. No se combate con relámpagos mágicos y Soles falsos, sino con armas cuya descripción está muy poco velada de elementos legendarios.
          James Churchward, el desconcertante estudioso inglés cuyas investigaciones no son nada desdeñables, siempre y cuando no se aproximan a las especulaciones teosofistas, nos habla de un manuscrito que contiene la descripción de una nave aérea de hace 15.000 ó 20000 años. La energía -detalla en la obra redactada varios lustros antes de que se hablara de astronaves y satélites artificiales- se obtiene de la atmósfera de una manera simple y poco costosa. El motor se asemeja a una turbina de nuestros días. Trabaja de una cámara a otra y no se detiene a menos que se le pare. Si ello no sucede, continúa funcionando. 
         La nave en que se montara semejante ingenio podría girar muchísimo tiempo en torno a la Tierra. Y sólo se precipitaría contra ella cuando las partes que la compusieran se consumiesen...
¿Fantasías? Veamos un relato de la Academia Internacional de Investigaciones sánscritas de Mysore: " Los manuscritos cuya traducción del sánscrito presentamos, describen varios tipos de 
"vimana"( naves que se mueven por sí mismas), capaces de viajar por su propio impulso por tierra, agua o aire, y asimismo, de planeta a planeta.
          Parece que los vehículos aéreos podían detenerse en el cielo hasta quedar inmóviles, y que estaban dotados de instrumentos capaces de señalar, incluso a distancia, la presencia de aparatos enemigos. Numerosos testimonios nos confirman ampliamente lo anterior. El "Samaranganasutradhara" narra la historia de vuelos fantásticos realizados por el mundo, y hacia el Sol y las estrellas. Un documento de época precristiana nos suministra una detallada descripción del carro celeste de Rama [ Hijo de Dasaratha, rey de Adjudhia, séptima encarnación de Visnú. Ravana, rey de Lanka ( Ceilán), le raptó a su mujer, Sita, a la que Rama recobró tras una tremenda lucha], ( ... el carro se movía por sí solo, y era grande y estaba bien pintado; tenía dos pisos y muchas habitaciones y ventanas...). El carro celeste ascendió por encima de la colina y del valle boscoso... alado como el rayo, dardo de Indra y fatal como relámpago del cielo, envuelto en humo y destellos flameantes, rápida proa circular".
          No se crea que las de los hindúes prehistóricos fueran tan sólo excursiones de placer. Al igual que nosotros, parecen haber utilizado medios aéreos tanto por deporte como para operaciones bélicas. Y estas últimas, a juzgar por los relatos que nos han llegado, deben de haber sido terribles.
         Ravana, el rey de los demónios de Ceilán, enemigo mortal de Rama, " voló sobre los adversarios [ según nos narra un manuscrito del año 500 antes de J.C.] haciendo caer ingenios que causaron grandes destrucciones. Finalmente fue capturado y muerto y su máquina celeste cayó en manos del capitán hindú.

                                                                                                          
Fuente: Peter Kolosimo
Huellas misteriosas, objetos no identificados.
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