martes, 9 de octubre de 2012

A PURA MAGIA


Al principio fue la magia.
El hombre primitivo,
que grababa
un bisonte en la caverna,
creía adquirir poderes sobre él.
De allí al impulso creador,
al arte, hubo un paso...


                                                                                                  

               Para aproximarnos a ese misterio debemos remontar la indagación hasta casi el origen del hombre, aunque los testimonios existentes al respecto - las cuevas de Altamira y Lascaux, con sus animales y sus signos- sean muy posteriores. Cuando se comenzó a pintar muros de cavernas,
y a esculpir la piedra, la finalidad era mágica: un cazador que dibujaba un ciervo obtenía así 
cierto poder sobre el ciervo real; esa motivación no se perdió del todo con el tiempo y la evolución cultural de las sociedades.

               Se cree , ahora, que alrededor de los primeros dibujos cavernarios se desarrollaron series
fijas de palabras y gestos, que se repetían en determinadas ocasiones: así habría nacido el ritual.
Luego, esos ritos dieron al hombre el primer y mayor impulso hacia el perfeccionamiento del uso de
la voz, del cuerpo y de la mano: lo que llamamos ARTE.

               Las civilizaciones y culturas fueron honrando a sus respectivos dioses mediante pintura,
relato y música. El esplendor griego del siglo de Pericles nos conmueve todavía, luego de 2500 años, porque de él arrancan en gran parte nuestra cosmovisión y nuestro sentido de la proporción,
el ritmo y todo lo que hace al criterio occidental de la belleza.

               Cualquiera sea la intención con que el artista empuña el cincel ante el bloque mármol bruto el lápiz ante el pentagrama en blanco, siempre cumple un acto mágico, aunque, a diferencia de los primeros hombres, no parta de cero.

               En la evolución estética se advierte un preciso sincronismo ( coincidencia de dos o más
cosas en el tiempo): la pintura de Giotto y la Divina Comedia, del Alighieri; la poesía de Petrarca
y la música de Vivaldi; la Última Cena de Leonardo da Vinci y la Pasión según San Mateo de Bach
( imagen al principio de la nota).

               Toda gran creación se parece a otra gran creación de no importa qué arte o género: no son sino distintas formas de decir lo mismo. 
              Si ese lenguaje es " entendido", arte y artista triunfan; la magia empleada fue buena...
                                                                                                               Fuente: R. P. Ramos
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