que se debe arrastrar solo.
El individuo puede tener momentos en que
experimenta un estado extremo de soledad
y aislamiento, aunque eso es inherente al proceso,
se ve acentuado a menudo, por el fenómeno del rechazo...
El moribundo no está preocupado por el morir y la muerte en forma continua; tampoco es cierto que el enfermo desea hablar con su médico acerca de la muerte. Es evidente que para algunos pacientes, hablar acerca de la muerte con su médico, se convierte en una situación amenazante, pues necesitan concebir a los profesionales que se dedican a la atención de la salud como personas que se ocupan de los vivos y de la continuación de la vida, antes que de la muerte. Otros pacientes están más interesados en hablar de la forma en que podrían seguir viviendo, al borde de la muerte, en lugar de dejarse llevar por conversaciones abstractas acerca del sentido del morir o de la definición de la muerte. En un sentido ideal, cualquiera que sea el caso, el médico debería establecer con su paciene un tipo de relación que le permita a este último hablar de su muerte y del morir tanto o tan poco como lo desee.
Fuente: David Barton
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