Antes de formar su hogar, el hombre
resuelve con la mujer
el problema de la vivienda,
pero en algunas sociedades primitivas,
se hallan sujetas a supersticiones,
que respetan a muerte...
En algunas islas indonesias es tradición que el marido se vaya a vivir a casa de su esposa,
comportamiento que de ninguna manera se puede soslayar. Pero no termina ahí: tanto el hombre cuanto sus descendientes pasan a ser patrimonio de la familia de la desposada.
Además, hace muchos años atrás, en Sumatra los suegros se reservaban el derecho de echarlo de la casa cuando lo consideraran oportuno. Los chinos, en cambio, fueron un poco más
indulgentes e introdujeron una variante para estos casos: " Yernos arrojados de la casa de los suegros" se llamaba el capítulo del Código Penal que los contemplaba. En él se establecía un castigo de 100 golpes para los suegros que lo hicieran...
Fuente: R.P. Ramos
La Razón
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