afección del sistema nervioso
que afecta las zonas del cerebro
encargadas del control y la coordinación
del movimiento del tono muscular
y de la postura.
Asociamos a la enfermedad con el temblor de las manos, pero éste no es el único síntoma. En el Mal de Parkinson se produce una degeneración de la sustancia negra, un tejido nervioso donde existe un componente químico, la dopamina, cuya presencia es esencial para los movimientos se realicen en forma efectiva y armónica.
Debido a la disminución de la dopamina aparecen los síntomas principales de la enfermedad que expresan un control deficiente de los movimientos, tales como lentitud, rigidez y temblor, además de alteraciones en la postura y la marcha.
La enfermedad de Parkinson fue descubierta por el médico inglés James Parkinson en 1817 y desde entonces se han invocado varias causas posibles, aunque, hasta el momento, no se conoce ninguna científicamente.
Esta enfermedad es más frecuente después de los 65 años y afecta el 2% de ambos sexos. Los síntomas para detectarla son tangibles, aunque muchas veces pueden confundirse con otras enfermedades.
Cuando una persona ve que le ha cambiado la letra, le cuesta más subir y bajar de un auto, pierde la estabilidad cuando camina o sube un escalón, se siente mareado, sin equilibrio, se debe pensar en el mal de Parkinson. Asimismo, es común que los pacientes sientan decaimiento y depresión, por esto es importante el tratamiento, ya que con un control adecuado muchos pacientes cambian su estado de ánimo.
En cuanto al tratamiento es importante destacar que en la actualidad el Parkinson puede ser tratado eficazmente y ser controlado mediante medicamentos. Si bien la enfermedad no es curable, los pacientes que la padecen pueden adquirir una muy buena calidad de vida.
Fuente: Dr. Conrado J. Estol, neurólogo. // Rosario López Crozet para Revista Mía.
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