Algunas razas de perros tienen un origen curioso y un pasado célebre, a tal punto que llegaron a ocupar un lugar dentro de la literatura. Uno de los casos es la historia de los Spaniels que relata la escritora inglesa Virginia Woolf en su libro "Flush".
Allí cuenta que cuando los soldados cartaginenses desembarcaron en España se asombraron de la cantidad de conejos silvestres que había en esas tierras y los nombraban, en su idioma, "span". Por eso llamaron a ese país Hispania y a los perros que perseguían a los conejos Spaniels.
Otra de las teorías es que esta raza de cazadores tan vivaces debe su nombre a que los españoles decidieron bautizar a sus perros preferidos con un nombre derivado de la palabra España. Finalmente, en el libro que relata la vida de un spaniel junto a sus dueños, Virginia Woolf cuenta la llegada de esta raza a Gales a mediados del siglo X, como un animal de gran fama y valor que ocupaba un lugar de privilegio junto al rey.
En esos años poseer un ejemplar era todo un símbolo de reputación y durante la época de la reina Isabel existía una aristocracia entre los canes, liderada por los galgos, los spaniels y los sabuesos. Es más, algunos autores dijeron que con lo que costaba un spaniel podían comprarse varias esposas, bueyes, caballos y esclavos.
Luego, con el paso del tiempo, estos perros, acostumbrados a la vida en los palacios, se volvieron más populares. En realidad son muy indicados como compañía para los chicos debido a que son dulces, juguetones e inteligentes.
Este animal es muy atractivo por sus largas orejas, su pelo largo, ondulado y sedoso, se lo puede encontrar en color negro, negro-blanco, rubio, rubio-blanco, o en color naranja.
Fuente: Revista Mía. Editorial Perfil SA
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