El mejor médico,
que nos sana,
es la naturaleza.
Galeno
En el mes de febrero de 1929, Sir Alexander Fleming, publicó su famoso descubrimiento. Se trataba nada más y nada menos que de describir una afortunada casualidad. Mientras buscaba de cultivar, para su posterior descripción, " un bicho" ( que era el estafilococo dorado), productor de la mayor parte de las infecciones mortales de la época, un moho caprichoso ( el penicillium notatum), decidió crecer exactamente sobre la placa de cultivo del estafilo, haciendo desaparecer totalmente las bacterias ( tal como hoy ocurre cuando se practican los antibiogramas).
A pesar de ser prometedor el descubrimiento, sólo en 1942 " la penicilina" logró el comienzo de su fantástica difusión. Los motivos: la insólita inestabilidad del moho, difícil de cultivar e inefectivo cuando se colocaba directamente sobre las heridas. Ernest Chain y Howard Florey ( alemán e inglés, respectivamente) lograron extraer la sustancia activa del moho y convertir el hallazgo en un medicamento.
El primer paciente tratado fue un policía de Londres que padecía de septicemia ( que es una infección generalizada). Al principio el tratamiento resultó altamente efectivo, pero desgraciadamente las dosis se terminaron y no hubo posibilidades de tratar las recaídas de la enfermedad, motivo por el cual el paciente murió al poco tiempo.
Hoy en nuestros días, muchos laboratorios lo tienen con suficiente abastecimiento y hay de diversas clases, para diferentes afecciones. La penicilina fue la salvación de la humanidad y la humanidad le debe a sus investigadores el haber descubierto a este " bichito" salvador.
Fuente: Doctor Claudio Zin / para revista Muy Interesante.
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