Muchos jueces son absolutamente
incorruptibles, nadie puede
inducirles a hacer
justicia.
En esta frase tan repetida a menudo, expresa, como es sabido, la acción de dudar de algo,
dejarlo entre paréntesis, a la espera de examinar lo que se dice y someterlo a prueba.
Aunque nos viene de los tribunales, el dicho se remonta a la época de los caballeros medievales y nada tiene que ver con la industria textil.
La tela que aquí se menciona -telum- es el plural en latín del : dardo o palo de una valla, o sea, esa lanza con que combatían a caballo y separados por una empalizada.
Algunas de esas lides se realizaban para someterse al llamado " Juicio de Dios", mediante el cual se " dirimía un derecho".
Poner en tela de juicio era para entonces, llevar a la -palestra-( un sinónimo de tela), muchos de los pleitos que por los tiempos que corren, habitualmente se ventilarían en un juzgado.
Hoy en día la frase ha perdido su sabor guerrero. Al oírla nadie piensa en lanzas ni cabalgaduras.
En cuanto a los individuos que sistemáticamente ponen todo en tela de juicio: son desconfiados crónicos.
Seres que llevan cuanto no les suena familiar a la palestra de la incredulidad y la sospecha.
Fuente: Historia de las frases/ Revista Caras.
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