viernes, 1 de febrero de 2013

ÁRBOLES A LA DEFENSIVA

La posibilidad de que 
los vegetales, carentes de un
sistema nervioso
como el de los animales,
se comuniquen entre sí ,
ha desatado innumerables
polémicas y enfrentamientos
entre los botánicos.

                                                                


          En 1983, los biólogos norteamericanos Ian Balwin y Jack Schultz, ofrecieron la primera prueba fehaciente de comunicación a distancia entre plantas. Balwin y Schultz descubrieron un increíble lenguaje químico entre los arces, árboles típicos de las regiones templadas.
          Ante la presencia de animales que atacaban a sus brotes tiernos de las ramas, los árboles dañados informaban a sus compañeros ( otros árboles de la misma especie), del inminente peligro. La respuesta de los arces sanos era instantánea; éstos empezaban a producir grandes cantidades de " taninos" que es una sustancia de sabor desagradable que almacenan en las hojas y que son venenosos para los herbívoros. Pero, ¿cómo se establece la comunicación?...
          El zoólogo Wouter van Hoven de la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica, ha observado recientemente un fenómeno similar en otro tipo de árboles: las acacias. Hace algunos años, los responsables de parques nacionales y propietarios de ranchos con animales salvajes, detectaron que centenares de " kudús", una especie de ciervo o antílope, fallecían en condiciones misteriosas durante la estación seca.
          Van Hoven ha descubierto que el responsable de las muertes son las acacias, que también almacenan "taninos". Normalmente, la cantidad de esta sustancia acumulada en las hojas, no daña a los animales. Sin embargo, cuando las condiciones ambientales se vuelven adversas, la producción de taninos aumenta espectacularmente, lo que convierte a la hoja en un veneno para el hígado de los kudús.
          Según van Hoven, cuando una acacia es atacada por estos animales, las hojas emiten vapores de etileno. Este alcohol parece ser la chispa que enciende la mecha, cuando los árboles sanos lo huelen en el ambiente, saben que un herbívoro no anda muy lejos e inmediatamente fabrican el tanino fatal.

Fuente: Revista " MUY INTERESANTE".
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