más desagradables del organismo,
es el picor o prúrito.
En principio, el rascado parece
aliviarlo, aunque en ocasiones
lo único que se consigue
con ello es alimentar la picazón.
Generalmente, el picor aparece tras la picadura de un insecto o como consecuencia de una dermatitis. Así, ante la sensación de picor se debe, antes de rascarse, comprobar si aparecen señales de una picadura, de una erupción e incluso si hay algún parásito adherido. Enfermedades como la varicela, el sarampión y la psoriasis, vienen precedidas con frecuencia de un hormigueo o de una picazón local que llega a ser, además de irritante, dolorosas.
Otras veces, el prurito aparece de forma brusca y sin una razón aparente, como en los casos de ictericia, en los trastornos renales, en infecciones femeninas que son más frecuentes en diabéticas; en los casos de hipotiroidismo y en el prurito rectal, este último muy asociado a hemorroides internas.
Fuente: Revista Muy Interesante.
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