o tejedores, cuestionaron el poder
del clero y de la nobleza,
y predicaron la desobediencia civil.
Cátaro en griego quiere decir " perfecto". Alcanzar la perfección absoluta en vida era su meta pero aún así, sus nombres fueron múltiples.
Fueron conocidos como albigenses porque al principio de la herejía, la ciudad de Albi fue su cuartel general.
Muchos eran de allí. " Tejedores" e " Hilanderos" porque entre estos oficios se agrupaban muchos adeptos y " buenos hombres" porque vivieron con pobreza y frugalidad en tiempos de clero opulento y costumbres relajadas.
El catarismo rompió sin contemplaciones con la iglesia "oficial". Creían que la Biblia era obra del demonio y su libro de cabecera eran los evangelios. Dualistas convencidos, consideraban que la Eternidad procedían los Dos Principios, el Bien y el Mal.
Para ellos, el creador del mundo no era Dios, sino el demonio, que era quien regía los destinos de lo material, lo humano, por lo que consideraban que no debían obediencia alguna a nada relacionado con la vida cotidiana. A Dios le reservaban el "reino" del alma, de lo espiritual.
Su herejía se completaba afirmando que Dios no es todopoderoso, que Jesús podía ser tentado perfectamente por Satanás y que su muerte en la Cruz no era una redención sino el triunfo de satanás, por lo que los cátaros se negaban a adorar la cruz.
Creían en la reencarnación del alma hasta que ésta alcanzara el grado de los "Perfectos" y consideraban que no existía el pecado venial. Todas las faltas eran mortales. Para ellos el bautismo de agua carecía de valor y negaban la Trinidad, porque ni Jesucristo ni el Espíritu Santo eran iguales al Padre.
Cátaros, la herejía que terminó en la hoguera.
Fuente: Revista " Explora" por Israel G. Montejo
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