jueves, 15 de noviembre de 2012

PUÑALADAS LITERARIAS

Nuestros paisanos crearon su propia
tradición duelista, con la ruda
esgrima de un facón, un poncho enrollado
y el escenario de una pulpería.
Su código de valor fue idealizado por
distintos escritores, entre ellos José Hernández
en su Martín Fierro.

                                                                                                                

José Hernández narra varias peleas a cuchillo. La más célebre, sin duda, es el duelo entre Fierro y un negro: " Yo tenía un facón / que era de lima de acero;/ le hice un tiro, lo quitó/ y vino ciego el moreno(...). Por fín en una topada/ en el cuchillo lo alcé/ Y como un saco de "guesos"/ contra un cerco lo largué.
Más adelante, en "La vuelta de Martín Fierro, el gaucho se topa en una pulpería con el hermano del negro que quiere vengar su muerte " a manos de un pendeciero". tras una larga payada ( es una especie de duelo musical) los dos están a punto de ensartarse, pero los presentes ( entre quienes figuran los hijos de Fierro) impiden la pelea.
Jorge Luis Borges tomó este  último episodio como punto de partida para su cuento El Fin. Allí Fierro vuelve a la pulpería para enfrentarse con el moreno y le aclara que lo hizo esperar porque no quiso mostrarse ante sus hijos " como un hombre que anda a las puñaladas".
La lucha es breve: " Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que penetró el vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa".
     No fue la única vez que Borges escribió sobre un duelo criollo. Curiosamente el pacífico 

" Georgie" construyó una intricada mitología de guapos, compadritos y cuchilleros con cuentos como Hombre de la esquina rosada, El sur, Historia de Rosendo Juárez o El encuentro.
Autor de la nota: F.F.
Suplemento revista Nueva

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