La regla no falla: toda vez
que vive un gato en casa de una mujer
que queda embarazada, alguien sugiere
librarse del felino. El temor es la toxoplasmosis.
Pero se incurre en un error...
El toxoplasma gondil, parásito que causa la enfermedad, vive en el intestino felino. Puede llegar allí si el gato come carne cruda con quistes o si las especies que caza ( roedores, aves) están infectadas. Puede localizarse en las deposiciones del felino. Las personas están en riesgo de contagiarse si manipulan la materia fecal, si lavan mal frutas y verduras, o no cocinan totalmente la carne.
Para el humano, la toxoplasmosis no es grave. Es más: la mayoría de las personas que tienen o han tenido gatos la contrajeron sin darse cuenta.
Sólo puede tener graves consecuencias para el feto, pero si la futura mamá padece el problema por primera vez.
En caso de que se trate de una mujer que tuvo gatos anteriormente, es más que probable que haya desarrollado defensas frente a la enfermedad, por lo que no tiene sentido expulsar al felino.
Fuente: Roberto Héctor Bruni [ Docente del Área de Parasitología y Enfermedades Parásitas
Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA
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