jueves, 15 de noviembre de 2012

MUNDO CRUEL

La captura indiscriminada
de peces provoca la muerte de
numerosos animales de otras especies
y pone en peligro la diversidad
biológica de los océanos.

                                                                                                 

          A la mayoría de las capturas accidentales no les falta una fuerte dosis de crueldad. Las especies no deseadas vuelven al mar,sí, pero ya muertas ... o agonizando, lo que facilita el ataque de los depredadores.
          Los exportadores de aletas de tiburón pescan el animal vivo, le cortan las aletas a machetazos y lo arrojan al agua, donde muere desangrado. Esta práctica no es casual: el precio del tiburón alcanza cincuenta dólares por kilo de aleta y apenas un dólar por kilo de carne; un plato de sopa de aleta cuesta ciento cincuenta dólares en los restaurantes más exclusivos de Beijing y Shangai.
          Los pescadores que lo aprovechan íntegramente dicen que su carne sin espinas y de sabor suave es muy parecida a la del lomito de atún, que el aceite de su hígado es una fuente inestimable de vitamina A y que sus mandíbulas representan un verdadero tesoro para los coleccionistas. 
          Como entre unos y otros matan alrededor de 600 millones de tiburones por año, las poblaciones del blanco, el mako, el tigre y el azul decrecieron en un 80 % en las últimas décadas. Por otra parte, la sobrepesca del mayor superpredador del ecosistema marino multiplica la existencia de pulpos y contribuye a que las langostas desaparezcan progresivamente de los mares costeros de Australia y Tasmania. 
          Hasta la fecha sólo cuatro países han instrumentado algún tipo de control para evitar la desaparición del tiburón: los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Las ballenas no escapan a este trágico fin. Un kilo se cotiza a 100 dólares en las pescaderías de Osaka, y en los mejores restaurantes de Tokio se pagan 40 dólares por un bife o bistec de este cetáceo. Japón es el principal consumidor mundial de su carne y, además, a la hora del faenado aprovecha todo: las barbas para cepillos y brochas, el aceite para industrias de precisión y tintas de imprenta y la grasa para cosméticos y productos de farmacia.
          Greenpeace denunció que la captura ha superado las 40 Mil toneladas, y el Foro Mundial para la Naturaleza acusó a China de pretender construir más de 200 buques, cuya actividad marcaría el comienzo del fin de la especie.

Fuente: Jorge Carlos Fritzsche
Revista " Nueva"
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