No deja de ser razonable
dejar fuera del juego
al que rompe el tapete.
Y fuera del grupo al que
se porta mal con la mayoría
" No dar bolilla", esta expresión no tiene ninguna relación con los bolilleros escolares. Deriva de la frase - no dar bola -, que nació junto a las mesas de billar y data de los años ' 20, cuando ese juego estaba en su apogeo.
Era común entonces que a la salida del colegio o cuando los estudiantes "se hacían la rata"
( esto se decía cuando no concurrían al colegio sin que sus padres lo supieran y " se escondían " en algún café anotando carambolas.
En ese ambiente, los clientes más temidos por el dueño eran los jugadores novatos, capaces de desgarrar el paño de un tacazo mal dado;o, un tiro demasiado violento, romper una vidriera o un espejo. " A ese, no le den bola ( o bolas) "era la consigna que recibían en tal caso los mozos.
La frase se generalizó muy pronto para significar una exclusión deliberada. Por sus connotaciones algo incómodas muchos la suavizaron convirtiéndola en no dar bolilla, que alterna con la anterior.
Del billar pasó al fútbol, como no dar pelota: tratar como a un jugador que no recibe pases.
En cualquiera de sus variantes - bola, pelota o bolilla- el sentido coincide. Que también se interpreta: a no hacerle caso a alguien; o hacer de una persona como si no existiera; o también cuando una mujer no le gusta un hombre, se dice " no le da bolilla" y muchas situaciones que se utiliza esta frase.
Fuente: autor anónimo / Revista Caras
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