Todas las noches nos sumergimos
en un paseo nocturno,
por los vericuetos de la fantasía.
Al despertar nos quedan imágenes
algo alocadas y nuevas ideas ...
Dicen que eso de " consultar los problemas con la almohada" antes de dormir puede servir. ¿Por qué? Mientras dormimos, el cerebro puede organizar de otra forma los datos de un tema que no pudimos resolver durante el día y, de ese modo, encontrar soluciones.
Desde tiempos remotos el hombre se ha preguntado qué son los sueños. Algunos pueblos antiguos creyeron que eran mensajes de los dioses; otros, que eran de los demonios, y hasta hubo comunidades que llegaron a pensar que eran producto de las conversaciones del alma con los muertos. Por eso, los sueños eran cosa seria; todos les prestaban mucha atención y hasta había brujos y chamanes que podían ayudar a la persona a interpretar datos que pudieran influir en el futuro.
Cuando soñamos nuestro cuerpo y nuestra mente se benefician enormemente; procesamos lo que vivimos durante el día, descargamos tensiones que acumulamos en una jornada, podemos realizar en la fantasía cosas que en la realidad no nos animaríamos, se nos revelan deseos que no nos habíamos dado cuenta de que los teníamos, reparamos mentalmente situaciones que durante el día no nos gustaron o nos quedaron inconclusas, ensayamos sin riesgo situaciones emotivas para ver si estamos preparados para realizarlas en la realidad.
Y además, la ciencia encuentra día a día nuevos beneficios del soñar. Hay teorías recientes que indican que el sueño podría mejorar la memoria y desarrollar las capacidades de aprendizaje.
Así que no quedan dudas: DAMAS Y CABALLEROS !...¡ A SOÑAR SE HA DICHO!!!
Fuente: Miguel Espeche, licenciado en psicología, Hospital Pirovano/ Margarita Blanco, médica neuróloga, Hospital Francés.
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