En el pasado, los investigadores
consideraron que la grasa
era el producto de una ecuación cuyos
términos eran la glotonería
y la culpa.
Ahora reconocen que el tejido graso
es un órgano activo que
intercambia mensajes con el resto
del organismo a través de la sangre.
Para una joven inglesa que había pesado 103 kilos a los 9 años, significó su salvación. Pero para todos los que creyeron que la leptina sería la solución para lograr lo que no habían conseguido las dietas bajas en grasa, fue un fracaso.
Y lo fue porque los investigadores deben enfrentarse a un sistema sólido y extraordinariamente complejo, ideado por la evolución precisamente para acumular grasa como defensa contra una hambruna futura.
La búsqueda de una cura simple para la obesidad fracasó durante décadas, en parte porque los investigadores consideraron que la grasa era el producto de una ecuación cuyos restantes términos eran : "la glotonería y la culpa".
Ahora reconocen que el tejido graso es un órgano individual y activo que continuamente intercambia mensajes con el resto del organismo a través del torrente sanguíneo. Los mensajes son, en general, de 2 clases: o bien " estoy satisfecho" o "¿ No hay alguna promoción de 2x1?.
" Nos gusta pensar que comer es un acto voluntario -dice el doctor Michael Schwartz, de la Universidad de Washington-. Pero la cantidad que usted come está controlada en parte por la cantidad de grasa que posee su organismo".
La búsqueda de una cura simple de la obesidad aún no ha dado resultado. Si se le pregunta a un investigador, independientemente del grado de " esoterismo" de su especialidad, cuál es la mejor manera de perder peso, responderá: " COMA MENOS Y HAGA MÁS EJERCICIO", pero sabemos que esa búsqueda es tan difícil... y dónde debemos buscar, no sólo para tratar la obesidad en sí misma, sino también para reconocer que algunas personas deben seguir siendo obesas para minimizar los efectos negativos sobre su salud.
Cuando la ingesta de calorías excede el gasto de calorías, las células grasas crecen hasta alcanzar 6 veces su tamaño mínimo, y empiezan a multiplicarse. Y los problemas resultantes son bien conocidos, esencialmente mecánicos. La grasa requiere un copioso abastecimiento de sangre por medio de diminutos capilares, y eso impone mucha exigencia al sistema cardiovascular. La obesidad crea tensión en las articulaciones, que conduce a la osteartritis.
La acumulación de grasa alrededor del tubo respiratorio interfiere en la respiración cuando los músculos se relajan durante el sueño. Y además, desalienta al ejercicio, ya que le recuerda al cerebro: " De ninguna manera pienso salir a caminar". Pero los investigadores creen que la bioquímica de las grasas encierra claves, tanto de su propia tenacidad como las enfermedades asociadas con la obesidad, como las cardiovasculares, la diabetes e incluso ciertos tipos de cánceres.
La leptina es una de la media docena de mensajeros químicos producidos por las células grasas, incluidos agentes trombóticos (coagulantes), vasocontrictores ( que elevan la presión arterial) e inflamatorios y anti-inflamatorios que ejercen poderosos efectos en todo el organismo. Según el doctor Gokhan Hotamisligil, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, " en el cuerpo humano, tal como en el mundo, si uno controla los recursos de combustibles influye también sobre muchas otras cosas".
Fuente:Mirta Rosenberg tradujo de The New York Times / La Nación. Autores de la nota:
Jane Underwood - Jerry Adler.
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