El cáncer de cuello de útero
es una de las principales causas
de muerte en las mujeres y aunque
resulte muy conveniente prevenirlo
con la vacuna específica, su aplicación
no reemplaza la realización periódica
del PAP.
Dentro de poco se cumplirán 51 años de la muerte de Georgios Nicholas Papanicolau , ocurrida en Miami el 19 de febrero de 1962. Este notable médico griego se hizo célebre por haber desarrollado una técnica que permite la detección temprana del cáncer uterino, test que lleva su nombre, aunque suele llamárselo simplemente PAP y sigue siendo la prueba más adecuada para el diagnóstico de este tipo de lesiones.
Al cáncer de cuello de útero lo provocan algunos tipos de virus de papiloma humano (HPV) según su sigla en inglés, que son muy comunes y se transmiten habitualmente a través de las relaciones sexuales. En la mayoría de los casos, el virus desaparece solo, pero si la infección resulta persistente suele provocar lesiones que con el tiempo derivan en cáncer.
Como pueden llegar a pasar hasta 10 años para que esto ocurra es necesario prevenirlo, pues en nuestro país es la segunda clase de cáncer más diagnosticada en las mujeres, estimándose que cada año se conocen cerca de 3000 nuevos casos y mueren aproximadamente 1800 afectadas. Por tal motivo se aconseja que quienes integran el mayor grupo de riesgo comprendido entre los 35 y los 64 años, se efectúen un PAP anual y, tras 2 negativos, uno cada 3 años.
Si bien desde hace unos años existe una vacuna para los HPV, ésta alcanza su máxima protección cuando es aplicada antes del primer contacto sexual y solamente previene 2 de los 15 tipos existentes. Por ese motivo el método diseñado por el doctor Papanicolau se mantiene vigente como el principal método de prevención y detección.-
Fuente: Dra. María Isabel Casas para Revista Familia Cooperativa.
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