Las peleas con reparto de
palos y mandobles, forman parte
de la tradición más antigua
de las representaciones con títeres,
y Cervantes la recoge
en un episodio del Quijote de la Mancha.
En aquel episodio, Don Quijote de la Mancha se conmociona tanto con el combate puesto en escena por el titiritero Maese Pedro, que desenvaina su espada en defensa de Melisendra, una princesa de madera y trapo.
Y " derribando a unos y descabezando a otros", casi decapita al mismo titiritero. Esta historia, unida a las muchas en las que los muñecos corrían la misma suerte, dio lugar al dicho
" no dejar títere con cabeza".
Hoy se emplea cuando < alguien critica encarnizadamente> a una o muchas personas, revelando los defectos, como si fueran títeres de su tablado personal.
Fuente: Historia de las frases/ revista Caras.
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