En la calidad del sueño inciden
múltiples factores, que pueden
escapar a nuestro control,
arrojando como consecuencia
que no tengamos horas ideales
para reparar el organismo...
Dormir y descansar son dos verbos que, generalmente, tienen una relación directa y de hecho a menudo se utilizan como sinónimos. Sabemos que dormir representa una necesidad biológica experimentada por nuestro cuerpo, pero no necesariamente cuando uno duerme también descansa. El término descanso está referido a la regeneración del cuerpo y el organismo. Es el momento en que nuestro sistema sanguíneo, nuestra columna vertebral o nuestra musculatura se reencuentran con su equilibrio natural.
Si cuando dormimos lo hacemos bajo presión, es decir, preocupados o víctimas de luces o ruidos molestos que perturban y provocan continuas interrupciones del sueño, en realidad el descanso será insuficiente para nuestro cuerpo. Trasnochadores por naturaleza, como consecuencia de nuestro modo de vida, los argentinos no acostumbramos a dormir la cantidad de horas necesarias.
Sin embargo, resulta esencial que el tiempo que destinemos a dormir sea suficiente como para alcanzar un descanso reparador. Está claro que un ambiente adecuado y los buenos hábitos que tienen que ver con la alimentación antes de dormir y con las horas de acostarse y levantarse, contribuyen a lograr un descanso óptimo.
Fuente: Revista "Familia Cooperativa"
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