La gente ha ejercido de pedicura
y manicura de las uñas por más
de 4000 años.
En el sur de Babilonia, los nobles
usaban herramientas de oro
macizo para las manicuras y
pedicuras...
El uso de esmalte de uñas se remonta aún más lejos, originarios de China en el año 3000 A.C y el color de uñas indican el estatus social, según un manuscrito de la Dinastía Ming. Una
representación de los principios de manicura y pedicura se encuentran en una tabla de la tumba de un faraón y los egipcios eran conocidos por prestar especial atención a sus pies y piernas.
Los egipcios también tenían en cuenta el color de sus uñas, el uso de color rojo para mostrar la más alta clase social. Se dice que las uñas de Cleopatra estaban pintadas de un rojo intenso, mientras que la reina Nefertiti usaba un llamativo color rubí. En el antiguo Egipto y Roma, los jefes militares se pintaban las uñas para que coincidiera con sus labios antes de irse a la batalla.
Lo que podemos diferenciar a la pedicura de un podólogo/a es que éste es un profesional sanitario que previene, diagnostica y trata los problemas del pie, y se ocupa de su cuidado integral y de su relación con el resto del cuerpo. En cambio, la pedicura se ocupa de la parte estética, sin observar lo que hacen los podólogos. La estructura y el funcionamiento de los pies son muy complejos y le exigen al podólogo profundos conocimientos en distintas materias por ejemplo, trata de las afecciones de la piel del pie, callosidades, durezas, etcétera, y afecciones de las uñas encarnadas o engrosadas. También trata la patología del pie: si es doloroso, reumático o diabético.
Tratar las uñas encarnadas y corrección de deformaciones del pie, etcétera.
Fuente: www.ecured.cu /// wikipedia, google**
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