Un saludo cordial, una
sonrisa o ayudar a alguien
a cruzar la calle, por ejemplo,
calificamos a esa persona,
que es muy amable.
Pero, usted le dejaría su
herencia, a alguien "amable"?...
En el año 2002, una joven de 17 años, camarera en un restaurante famoso de Ohio, heredó medio millón de dólares de un anciano que concurría habitualmente a ese lugar.
La camarera al verlo llegar al lugar, le ayudaba del brazo a ubicarse en la mesa, le tomaba el abrigo en invierno, o el bastón y se lo acomodaba en un rincón de allí.
Le preguntaba qué deseaba comer ese día, qué bebida iba a consumir, qué postre prefería. En fin, el anciano se sentía como en su casa. Una vez que empezaba a comer, la joven se sentaba cerca y le hacía compañía, él le contaba siempre las mismas historias, pero ella, lo escuchaba igual.
La camarera afirmó que el anciano, le recordaba mucho a su abuelo y no quería que se sintiera solo, por eso lo trataba con cariño y respeto, sin saber que era millonario. Cuando el anciano falleció, la citaron para que vaya al estudio del abogado y en el testamento figuraba ella como heredera de: la casa del anciano, bonos del tesoro, joyas, 2 autos y 30.000 dólares en efectivo. ¿Y por qué? Porque la amabilidad tuvo su premio.
Fuente: Revista Selecciones del Reader's Digest.
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