En épocas de vacaciones
es bueno practicar la
meditación junto a la naturaleza
que nos rodea.
Si vamos a la playa,
nada se iguala
el aroma de las brisas
del mar y el golpeteo brusco
de las olas en las rocas.
En cambio, si elegimos las
sierras, nos invade el hermoso paisaje
de las flores silvestres,
y todo esto hace a nuestro espíritu
un renacer a la vida.
El lugar que elijamos para nuestras vacaciones, ya sea el mar o las sierras, nos veremos beneficiados por el efecto energético que estos lugares poseen. Tanto el mar como las sierras son lugares donde la energía de la Naturaleza se manifiesta en toda su plenitud.
Recuerde que ciertas condiciones mínimas de tranquilidad son imprescindibles para entrar en estado de meditación, por lo que se aconseja buscar los lugares menos concurridos para realizar la meditación.
La contemplación de la Naturaleza es un factor de gran ayuda. Respire profundamente, inhalando el aire por la nariz, llenando de aire la zona abdominal, continuar luego por la zona torácica, y terminar con una elevación de los hombros, llenando completamente los pulmones.
A continuación, haga un conteo del uno hasta el diez mentalmente, y espirando el aire lentamente, hasta terminar de sacar todo el aire de nuestros pulmones; es como la sensación que se desinfla el cuerpo gradualmente, hasta quedar sin aire.
Deje entrar en su cuerpo las fragancias del mar, el perfume de las flores y aprecie los colores que lo rodean. Descubrirá que en el fondo de cada pequeña cosa, la Verdad se manifiesta siempre como una pura belleza.
Fuente: Revista Predicciones.
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