sigue valiéndose afectada en
el campo laboral y una de las
actividades en que más se agudiza
la situación es en la del secretariado.
A la hora de adjudicar el empleo,
influyen la docilidad y la disponibilidad
horaria, y hasta el estado civil.
Cuando se elige a una secretaria, son preferidas las solteras jóvenes. Como si juventud es sinónimo de ser lucida como un objeto hermoso ante los clientes de la empresa; la obediencia puede provenir del temor a ser despedida, agudizado por la necesidad de ganar un salario.
Muchas secretarias se ven obligadas a convertirse en mandaderas de sus jefes: deben hacerles ciertas compras que no son del trabajo de la empresa, y oficiar de ángeles de la guarda, quedándose fuera de hora aunque no sea imprescindible, solo porque a esa hora el jefe tiene que ser comunicado con alguien o un cliente tiene que firmar algún documento.
Claro que no todas las sociedades están preparadas para cumplir reglas de juego modernas y esclarecidas en actividades que requieren establecer reglas de juego y delinear derechos y obligaciones, por donde resulta que la cuestión se inscribe en el campo más amplio de la valorización de la mujer y éste, a su vez, en el de repensar y reestructurar la sociedad.
Fuente: 1000 cosas. Editorial Atlántida.
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