puede conducir al glaucoma,
y éste, a la ceguera.
Un control anual con el
oculista, nos previene no sólo
este sino algunos más.
Según un reciente estudio de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregon, entre las personas que llevan una vida inactiva, empezar a hacer ejercicio con regularidad puede reducir la presión intraocular.
En el estudio, el doctor Michael Passo pidió a un grupo de individuos sedentarios que caminaran rápidamente de 30 a 40 minutos cuatro veces a la semana. A los tres meses, la presión intraocular de quienes sufrían glaucoma se redujo en 16 % ; la de quienes la tenían alta sin padecer glaucoma, en 20%, y la de quienes la tenían normal, en un 9%.
La caminata no debe considerarse como único tratamiento", aclara Passo, pero en la mayoría de los casos constituye un buen refuerzo de los fármacos. Y entre quienes corren el riesgo de contraer la enfermedad, puede prevenir o retrasar su aparición. No obstante, antes de iniciar un programa de caminata, el enfermo debe consultar a su oculista, advierte Michael Passo.
Fuente: Noticias del mundo de la Medicina, de Selecciones del Reader's Digest.
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