Un día que no has reído,
es un día perdido, y
aprender a envejecer con
un corazón joven, la vejez
es más alegre y no se siente...
Cuando la vida te parezca demasiado agobiante, trata de parecerte a un payaso. En su corazón él llora, pero, imponiéndose un rostro sonriente, toca el violín para un niño, para curar de esta forma, su corazón de la tristeza.
A veces nuestro destino se parece a un árbol frutal en invierno. Quién va a pensar, ante su triste aspecto, que esas ramas rígidas reverdecerán en primavera. Todo aquello que se exagera, por lo mismo se empequeñece.
El animal busca su sustento, cava un cobijo o se construye un nido; un instinto ciego lo empuja hacia el mantenimiento de su especie. Nace, vive y muere. ¿Acaso, hace algo más que esto la mayoría de los hombres?
Fuente: Autor Anónimo.
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