Cuando hay algo lindo en
nosotros, nosotros nos sentimos
impulsados a comunicarlo a los demás.
Pero, cuando se ven a los demás
que están peor que nosotros,
nos sentimos impulsados a dar
lo nuestro para mejorar su bienestar...
Cuando ayudamos a nuestros semejantes, estamos practicando la ley de la existencia, y se recurre a la caridad para satisfacer esta exigencia.
Cuando más vivimos esta exigencia y este deber, tanto más nos realizamos a nosotros mismos.
Comunicar a los demás nos da precisamente la experiencia de plenitud de completarnos nosotros mismos.
Tanto es así, que si no somos capaces de dar, nos sentimos disminuidos. Interesarnos por los demás, nos hace cumplir el supremo deber de la vida, más bien el único deber que es realizarnos a nosotros mismos, a llevarnos a cabo a nosotros mismos.
Fuente: Luigi Giussani. Sacerdote italiano, fundador del movimiento eclesial comunión y liberación.
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