Tener el cuerpo perfecto,
el mejor vestido, el mejor
calzado, maquillaje y todo
lo que rodea el arte de dejar
elegante a una mujer no es cosa
de los últimos tiempos, nos
atrevemos a decir que es cosa
del pasado...
En el Renacimiento, Durero y Leonardo Da Vinci establecieron diagramas precisos para la figura ideal. La mujer debía poseer 3 elementos blancos: la piel, los dientes y las manos; tres elementos rojos: los labios, las mejillas y las uñas; y tres elementos negros: los ojos, las cejas y las pestañas; y responder a los 7, 9 o 33 cánones del cuerpo ideal.
La veneciana Catalina de Médici se constituyó en la promotora de la belleza barroca. No hay mayor hermosura que la de las rubias de la piel transparente. Por esa misma época comienzan a verse lunares postizos, que servían para disimular pecas o granos, y el colorete, el aliado que oculta la palidez que producen las noches de vigilia y las cenas.
Y a comienzos del siglo XVIII, lo pequeño y afectado es bien visto. Las mujeres utilizan el corsé, y su abuso provoca desmayos, hipocondrías y anemias. Las caderas deben ser más anchas que los hombros, los brazos regordetes, los tobillos finos, las manos alargadas y la boca pequeña. Después de revisar la moda del pasado, las mujeres deben preferir la actual, sin sufrimiento y ponerse lo que le queda bien.
Fuente: Revista Nueva.
********************************************************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario