En el presente, es muy habitual
utilizar la computadora, ya sea
para estudiar, trabajar o simplemente
para comunicarse con personas
allegadas o no.
Pero cuando elegimos a la computadora
y dejamos de hacer otras cosas,
eso puede llegar a trastornar
nuestro entorno o a nosotros mismos...
Según una investigación reciente, es posible clasificar a los navegantes en categorías bien definidas, están los profesionales, aficionados, perturbadores y la peor la de los adictos. ¿Usted, en cuál encuentra más coincidencia?
PROFESIONALES: Dedican largos períodos de su tiempo de trabajo al uso y manejo de la computadora y de Internet para conseguir información y/o crear contenidos o programas. Aunque esto puede crear adicción, es más probable que, con el tiempo, se cause cierto hastío, tedio y desencanto.
AFICIONADOS: Se interesan en los contenidos de la red para lograr propósitos. Hacen intercambios y socializan en un marco de normalidad, sin establecer lazos ni crear interferencias en el desarrollo de sus actividades y obligaciones.
PERTURBADORES: Incluye a crackers, incultos y groseros, personas que por diferentes motivos utilizan Internet para perturbar, perjudicar, molestar, aprovecharse o causar daños y problemas a otros usuarios.
ADICTOS: Tienen una "dependencia" de la red que interfiere en el desarrollo normal de su vida, actividades y obligaciones. Sienten la necesidad de incrementar el tiempo de conexión. Sufren síndrome de abstinencia, disminuyen el tiempo de actividad física, cambian los patrones del sueño y buscan en Internet ciertas compensaciones que no encuentran fácilmente en su vida cotidiana ( estimulación social, afiliaciones y reconocimiento, por ejemplo).
ALGO IMPORTANTE PARA TENER EN CUENTA: Si se encuentra dentro de esta última categoría, busque ayuda. La adicción a internet es un TRASTORNO bien definido que se caracteriza sobre todo por una falta de control personal y un uso abusivo de la computadora que distorsionan los objetivos personales, familiares o profesionales, disminuyen notablemente la calidad de vida.
Fuente: "Vivir Mejor", del doctor Alberto Cormillot.
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