lunes, 10 de junio de 2013

POCO PRECIO Y MUCHO VALOR

El valor de una cosa cualquiera
estriba realmente en la utilidad,
que para la conservación
de nuestra vida nos reporte;
de suerte, que una cosa puede
tener muy poco precio y ser valiosa
en extremo, como el aire y el agua,
por ejemplo.

                                                                     


          No se trata aquí para nada de su coste o de su precio. Así, pues, si empleamos la palabra "valor" en su verdadero sentido, debemos responder que la cosa que más "valor" posee en el mundo es el amor.
          Claro es que la vida no podría existir sin el agua y el aire, pero concedido esto, lo que más labora en favor de la vida es el amor. Y esto es igualmente cierto, ya lo miremos desde un punto de vista exterior, o desde el nuestro propio, como criaturas humanas.
          Aun desde el punto de vista exterior, el amor es lo más valioso que existe, porque de él dependen todas las formas superiores de la vida, aunque de las inferiores, como la de los vegetales y la de los animales más bajos, no podamos decir otro tanto.
          Pero, desde nuestro punto de vista especial, como criaturas humanas, no hay nada que pueda compararse al amor. Sin el amor que sienta la madre por su hijo, la humanidad no existiría, de suerte que la clase más elevada de la vida que existe depende por completo del amor.
          En cuanto a nosotros mismos, individualmente considerados, todos aprendemos, más tarde o más temprano, que el amor es lo mejor que existe en el mundo.  El afecto y la amistad y el compañerismo de aquellos a quienes amamos son los que avaloran las vidas de nuestros prójimos y los que nos consuelan en nuestras aflicciones.
          Y, a  diferencia de las demás cosas del mundo, cuanto más lo prodigamos, más tenemos, pues cuanto más amamos más capaces de amar nos sentimos.


Fuente: El libro de los por qué.
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