Sólo desde el siglo XIX,
cuando se conectaron al
alcantarillado público, las
casas tuvieron inodoros
privados, y no todas, de hecho
en diversas ciudades aún
existen edificios que
sólo tienen un baño por piso.
Durante siglos, las personas recurrían a los orinales cuyo contenido era volcado desde las ventanas hacia las calles, a veces sin previo aviso y otras, al grito de "¡agua va!". Los ricos disponían de retretes contiguos al dormitorio que vertían a un canal o al pozo negro y en los barrios populares había letrinas comunales.
Un pionero en solucionar estos menesteres fue el inglés John Harington, quien en 1597 desarrolló el "water closet" de válvula, que fue instalado en el palacio de Isabel I en Richmond. Después, en 1775, Cummins patentó un "váter de cisterna", perfeccionado en 1778 por Prosse. En 1855, el acta de Salud Pública inglesa obligó a instalar en todas las casas que se construyeran un servicio de inodoro, que en 1890 ya había triunfado en toda Europa.
Así que cuando esté cerca de un inodoro, acuérdese de cuánto tiempo tuvo que pasar, para tener la comodidad y lo común , que es hoy en día. Tal vez en el futuro, inventen otro modelo distinto del que conocemos.¿No le parece?
Fuente: Luis Otero. "La Historia de la vida cotidiana". Edición de Luis Castells. Marcial Pons. Madrid. Revista Muy Interesante.
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