miércoles, 12 de junio de 2013

EL TIEMPO VIVIDO

En el ejercicio de nuestra
actividad cotidiana, 
tiempo y duración
son nociones claras que parece
imposible definir mejor y
más simplemente que por
las palabras mismas.

                                                                       


          Tiempo y duración, dependen de nuestra memoria: al evocar el pasado, tenemos el recuerdo de percepciones sensoriales, de acontecimientos, no solo distintos y separados sino también dispuestos en un orden definido, como las marcas sucesivas de una regla graduada.
          Esta conciencia de una  sucesión lineal y de un orden en nuestros pensamientos o en los acontecimientos o esta clasificación espontánea en apariencia, constituye la noción subjetiva del tiempo. Podemos, entonces definir "el tiempo psicológico" o "el tiempo vivido", como la variable o -el parámetro- que sitúa toscamente nuestras experiencias intelectuales en el curso de nuestra vida.
          Las nociones de tiempo y de espacio parecen tan evidentes y tan necesarias que es difícil no considerarlas como datos inmediatos de la conciencia. La historia demuestra, sin embargo, que se trata de nociones muy evolucionadas, de construcciones de la inteligencia, y no de datos simples de la introspección. Es que se han desarrollado con el espíritu humano, que las ha forjado por sí mismo.
          Los poemas homéricos (siglos IX y VIII antes de nuestra era), aún no tienen ninguna palabra para designar el espacio, y en los comienzos de la filosofía griega nunca se plantea el problema del espacio en sí, sino el de la "ubicación" de los objetos. El espacio puro, es decir, la ausencia de objetos, y el tiempo puro, ausencia de pensamientos o de sensaciones, son abstracciones que se han elaborado lentamente.
          En los antiguos poemas de Hesíodo (siglo VII a.Cristo), la noción de tiempo no está más depurada que la de espacio. Se reduce a indicaciones astrometeorológicas relacionadas con la vida de los campos y de los animales. Los conceptos abstractos parecen haber sido elaborados en la Grecia Jónica, a partir del siglo VI de nuestra era.


Fuente: Paul Courdec.
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