Existen parejas o matrimonios,
que duran toda la vida: Hasta que la
muerte los separa...
Pero qué pasa con aquellas que su relación
duran un hielo en el vaso de wisky...
La mayoría de las parejas realmente felices consideran que el matrimonio es divertido, y cada uno disfruta de la compañía del otro, en sociedad y en la intimidad, en el trabajo, en la conversación o en los paseos.
En las parejas corrientes todo lo contrario. Hacen un énfasis excesivo en los esfuerzos y sacrificios que deben realizar, y consideran al matrimonio y la diversión como dos cosas separadas.
Aunque ambos grupos están de acuerdo en que existen muchas cosas importantes que hay que tener en cuenta y que pueden no ser divertidas, como el pagar las cuentas, cuidar la casa, llevar los niños al médico, etcétera, la diferencia es que el primer grupo tiene una prioridad: pasarlo bien juntos en cualquier circunstancia. El segundo grupo sólo concibe el disfrute después que todo lo demás está terminado.
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