En la Edad Media, en los
siglos XI y XII, en la ciudad
sureña de Tarento, abundaban
los arácnidos muy temidos por
la población, y para curarse
bailaban durante algunos días...
La leyenda cuenta que muchas personas resultaban víctimas de mordedura de tarántulas, lo que provocaba, en principio, un pequeño dolor, pero a medida que el tiempo pasaba, se volvía peor hasta el punto de sufrir problemas respiratorios y convulsiones.
Luego seguía un ataque de locura e histeria en el cual los enfermos lloraban, gritaban, saltaban y se sacudían. Si la víctima era atendida a tiempo, perecían. A este mal existía un antídoto muy particular: moverse frenéticamente durante mucho tiempo para así liberar las toxinas del veneno en el sudor.
Estos movimientos espamódicos comenzaron a ser tan frecuentes en la población que los músicos no vacilaron en componer piezas musicales que acompañase a los enfermos. El tratamiento podía durar de 3 a 4 días, con descanso de 4 horas aproximadamente. Hoy en día, se sabe, que la mordedura de una araña tarántula, puede provocar dolor, pero nunca esa clase de efectos convulsivos como los que manifestaban los legendarios habitantes de Tarento.
De hecho, su veneno es mortal para los insectos, de los que se alimenta. Por eso se cree que cuando una persona mordida moría, en realidad había sido picada por otra especie de araña realmente mortal, como la viuda negra o por una fuerte infección en la herida.
Un dato: En Italia se les llama tarantella, a las tarántulas.
Fuente: Anabella Squiripa. Wikipedia. Google.
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