El comportamiento depende
de la edad, de la personalidad
y desarrollo físico y emocional
del niño.
Sin embargo, hay ocasiones
que esos trastornos de los
niños con mal comportamiento,
a los padres los sacan de quicio.
Un hijo es el regalo más maravilloso que la vida puede dar; verlo crecer, aprender y desarrollarse es una de las más grandes satisfacciones que los padres experimentan. Sin embargo, no todo es color de rosa y hay etapas en las cuales es difícil lidiar con su comportamiento.
Por ejemplo, es normal que los niños intenten saltarse límites o que quieran probar hasta dónde puedan llegar y cuál será la reacción de los padres si sobrepasan el límite marcado. Lo importante es enseñarles a cumplir ciertas reglas, pero el secreto es hacerlo de modo coherente y con firmeza.
Hay veces en los cuales el comportamiento inadecuado del niño se debe a que cree que:
* Buscar atención o poder, lo ayudará a conseguir que lo tengan en cuenta.
* Buscar venganza mitigará en cierto modo, el dolor que le produce no sentirse tenido en cuenta.
En la mayoría de las veces, los padres lo resuelven rápidamente el mal comportamiento, con castigos, como reducir la cantidad de salidas, o comprándoles juguetes, usar la play o televisión en tiempos reducidos.
Aplicar una sanción como consecuencia ante un mal comportamiento, es necesario, pero sancionar sólo la mala conducta sin mirar más allá -es decir, sin reflexionar sobre la necesidad emocional que manifiesta el chico-, puede generar una relación distante y falta de comunicación que con el tiempo implicará un sentimiento de resentimiento en el hijo hacia los padres por haberse sentido incomprendido.
Fuente: Revista Saber Vivir.
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