y los medios de comunicación
alertan constantemente sobre
la necesidad de someterse a un
examen en forma periódica.
Muchas son las personas
que parecen ignorar la
importancia de la detección
precoz de las enfermedades.
Cuando las personas no acuden al médico, se debe a un injustificado y muchas veces es un inconsciente temor. Un estudio permite conocer con años de anticipación cualquier anomalía.
Los problemas más frecuentes en la mujer son de fácil pesquisa, se identifican rápidamente y es posible tratarlos debidamente, desde los primeros tiempos, con estos estudios.
PAPANICOLAU: Es el estudio de las células del cuello del útero. Examinando en una muestra de flujo las células que ese cuello descama es posible conocer, por lo menos con 6 años de anticipación, la probabilidad de una seria alteración.
La mujer de más de 30 años debe hacerse uno o dos estudios de este tipo por año, mientras que la que ya ha superado los 40 años es aconsejable que realice este examen cada 6 meses.
MAMOGRAFÍA: Es el estudio de las glándulas mamarias, o sea una radiografía profunda de los senos. El profesional debe enseñarle a cada mujer a palpar sus mamas, al menos una vez por mes, mientras se baña y alejado del período menstrual.
CHEQUEOS DE SANGRE: Es necesario realizar análisis de sangre, por ejemplo el hemograma completo, que es el recuento de glóbulos rojos y blancos, glucemia, uremia, colesterol, proteínas en suero, lípidos o grasas en la sangre y orina completo para detectar infecciones o cristales en los riñones.
CONTROL DE LA PRÓSTATA: El hombre también se debería realizar, una vez por año el análisis prostático, para prevenir cualquier agrandamiento, ya que después de los 30 años, todo hombre está predispuesto a padecer el problema.
Por supuesto, también es aconsejable una consulta cada 6 meses con el médico urólogo quien determinará y ordenará lo más aconsejable.
Tanto para hombres como para mujeres, es necesario hacerse un chequeo general, visitar al cardiólogo, al endocrinólogo, pedirle al médico de confianza, que ordene radiografías de tórax, electrocardiogramas y medir la presión arterial, que eso lo hará su médico y determinará si es necesario medicamentos para la afección.
RECUERDE NO DEJE DE VISITAR A SU MÉDICO DE CONFIANZA Y HACERSE LOS CHEQUEOS NECESARIOS.
Fuente: Patricia Ramírez, asesoramiento Doctora Lidia Feldman, para revista Mía editorial Perfil S.A.
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