lunes, 28 de octubre de 2013

MUNDO VEGETAL: BONSÁI, EL ÁRBOL DE LA ETERNIDAD

BONSÁI, es una palabra de
origen japonés que significa
bon: bandeja y sái: naturaleza.
Aunque etimológicamente
procede del término chino:
Penzai, que significa: pen:bandeja
y zai: cultivar.
O sea, es el arte de cultivar
árboles y plantas reduciendo 
su tamaño original.

                                                                              


          Mediante técnicas de trasplante, poda, alambrado, pinzado, etcétera, modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza, de eso se trata el Bonsái.
          Este arte se originó en China, hace unos 2000 años, como objeto de culto para los monjes Taoístas. Para ellos, era símbolo de eternidad, el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.
          Durante siglos la posesión y el cuidado de los Bonsáis estuvo ligado a los nobles y a las personas de la alta sociedad. Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad.
          Así fue que los monjes disponían los árboles pequeños en vasijas a lo largo de las escaleras del templo y hasta eran fuente de culto. En el sur de China, este arte consistía en transmitir todas las características de un árbol desarrollado en la naturaleza a un árbol pequeño cultivado en maceta.
          Se buscaba reproducir estos árboles según los existentes en las altas montañas por lo cual utilizaban sólo especies que existían en los montes y que ya poseían formas especiales en intensa lucha contra las adversidades climáticas.
          Fue llevado a Japón hace unos 800 años, donde se perfeccionó y evolucionó el arte actual.
Lamentablemente muchos de los especímenes más antiguos desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial.
          Un Bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida. Se mantiene pequeña dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva adecuadamente, sobrevivirá el mismo tiempo que un árbol normal de la misma especie, pero si se hace de forma incorrecta, probablemente, morirá.
          Las especies más apreciadas por los aficionados para cultivarlas en macetas son aquellas que tienen hojas pequeñas de forma natural. Por ejemplo: el arce, el pino silvestre, olmo, azalea, higuera, olivo y el enebro, entre otras tantas más.
          Es conveniente cultivarlos en el exterior todo el año. Si la especie es un árbol tropical, hay que protegerlo en un invernadero frío, pero muy iluminado. Si se lo llega a tener dentro de la casa, tiene que estar lejos del calor, en una ventana luminosa, pero sin sol directo, sólo durante la época fría del año, o sea el otoño y el invierno.
          El riego se hará cuando la tierra se comienza a secar y hay que hacerlo en forma abundante hasta que salga por el drenaje. Si es verano, conviene hacerlo dos o tres veces al día y cada 2 o 3 días. Un profesional le aconsejará el mejor tratamiento para su cuidado, entre ellos la poda, los nutrientes, el trasplante, el tamaño que desee de la planta y todo lo que requiera para su cuidado.
Recuerde: el Bonsái, es la planta de la eternidad.


Fuente: Wikipedia, Bonsái.
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