martes, 8 de octubre de 2013

LA VIRTUD DEL OVEJERO ALEMÁN

Nadie ignora que el
ovejero alemán es el más
completo de los perros 
domésticos.
Se lo emplea en seguridad
o como socorrista en
catástrofes y rastreador
de drogas peligrosas.

                                                                      


          El ovejero alemán, de más de un siglo de existencia, es algo así como un todo terreno o una 4x4. Aunque se lo asocia con la represión en manifestaciones o estadios de fútbol, ese concepto es erróneo: esta raza es mucho más que eso.
          Entre las razas más afectivas que desempeña se encuentra la de lazarillo y niñero. Los especialistas  sostienen que desde el momento que el perro entra a una casa, advierte fácilmente quién es su amo y cuáles son las pertenencias de éste a las que deberá fidelidad.
          Como  la mayoría de los padres, tienen un instinto de protección de los chicos de la casa, en especial cuando hay extraños. Los desconocidos le despiertan el estado de alerta. Para las visitas, deambular por la casa sin la compañía de los dueños, puede resultar peligroso.
          Así como existen razas caninas que no toleran la presencia infantil, el ovejero alemán tiene un desarrollado sentido para distinguir que con los más chiquitos de la casa no debe desarrollar todo su potencial físico, ni aun jugando. Es por eso que con ellos se comporta con extremada delicadeza.
          Los cultores de esta raza sostienen que cuando los chicos lo molestan demasiado, él opta por la retirada. Sin embargo, regresará junto a ellos si sospecha que algo extraño sucede. Entre las actividades de cuidador que realiza, se encuentra la de acercarse sigilosamente al dormitorio infantil para comprobar que todo está bien.
          Esta actitud de centinela la desarrolla con tanto cuidado que sus movimientos semejan los de un gato. Es como si adoptara el papel de hermano mayor.
          Todo lo explicado no contradice el que se hayan producido no pocos accidentes con ellos como protagonistas. Pero si se investiga profundamente, se descubrirá algún detonador que provocó un efecto indeseado.



Fuente: Doctor veterinario Eduardo Tarnassi, para Diario La Nación.
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