Practique un deporte con
regularidad, procure que su
dieta sea balanceada, y
haga algo bueno por alguien...
Este consejo podría dárselo
muy pronto su médico,
porque cada vez son más las
investigaciones cuyos resultados
confirman los beneficios
del altruismo.
El epidemiólogo James House y sus colegas del Centro de Investigación de Encuestas de la Universidad de Michigan trabajaron durante 14 años con más de 2.700 personas en Tecumseh, Michigan, para determinar la manera como las relaciones humanas afectan a las tasas de mortalidad.
Llegaron a la conclusión de que la convivencia aumenta mucho la esperanza de vida, sobre todo entre los varones. La tasa de mortalidad correspondiente al período en que se llevó el estudio fue dos veces y media más alta entre las personas que no tenían relaciones personales estrechas.
Los epidemiólogos Lisa Berkman, de la Universidad de Yale, y Saint Leonard Syme, de la Universidad de California en Berkeley, realizaron estudios con casi 7.000 habitantes del condado de Alameda, en California.
A lo largo de nueve años determinaron que la tasa de mortalidad de las personas solteras, y de las que tenían pocos amigos o evitaban la vida comunitaria, era más de dos veces la de otros tipos de gente, independientemente de la raza, ingresos, actividad física u otros factores.
Los expertos apenas empiezan a comprender la manera como la vida en sociedad propicia la salud y el bienestar. Hans Selye, un pionero en la investigación moderna acerca del estrés, consideraba que, si uno ayuda a los demás, las personas que se benefician con la acción responden con gratitud y afecto, y el calor humano resultante lo protege a uno mismo del estrés.
Lo que sucede es que quizá se estimule la producción de endorfinas, que son los tranquilizantes naturales del cerebro. También se ha descubierto la posibilidad de que las buenas acciones beneficien al sistema de inmunidad, el cual está íntimamente ligado a la mente.
Habrá quienes se resistan a aceptar que el altruismo sea beneficioso para la persona que lo practica. Y puede parecer que, si se hace algo bueno por alguien con la intención de obtener ese beneficio, el altruismo se demerita. Sin embargo, la realidad es que somos, antes que nada, una especie gregaria, y cada uno de nosotros depende de los demás, por naturaleza. Así pues, si ayudamos a los demás y ese acto humanitario nos ayuda en la salud, entonces, ayudemos a los que nos necesiten!
Fuente: Eileen Rockfeller Growald y Allan Luks, para Selecciones del Raider's Digest.
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