Movimiento constante,
tensión nerviosa, velocidad,
problemas que resolver,
a todos nos sucede
en algún momento
de la vida, y todo eso
se transforma en insomnio.
Este panorama más o menos similar a lo largo del año nos arrastra inevitablemente a llevar el ritmo de acelerarnos en el día a día. Y nos hemos acostumbrado tanto que, omitimos el descanso placentero por insomnio, somnolencia, dolores de diversa índole, malhumor y enfermedades tan comunes como el estrés.
Además, poco a poco, vamos dejando de lado ciertas demostraciones de afecto, ciertos placeres simples e invalorables como disfrutar de un sincero abrazo, escuchar una buena música o sentir la calidez del sol sobre nuestro rostro.
Nuestras acciones son cada vez más estereotipadas; no podemos abandonar el automatismo al que estamos plenamente sometidos. Sin embargo, todos tenemos a mano un modo saludable de recuperar la vitalidad y el optimismo: hacer un paréntesis, un alto en la loca carrera en la que nos vemos envueltos.
Esa rutina que nos tiene atrapados, debemos romperla en un plazo determinado. Hay gran cantidad de cosas sencillas que pueden hacernos muy felices y facilitar un reposo algunos días. Por ejemplo, leer ese libro que tanto deseábamos, salir a pasear con la familia, o simplemente dormir esa siesta tan postergada por el trabajo a diario que se realiza.
Descansar implica aminorar nuestro ritmo, volver a la naturaleza y, sobre todo recuperar el bienestar y el equilibrio de nuestro yo. Recuerde que la felicidad se encuentra en las cosas simples, puesto que se trata de una manera de viajar por la vida y no de una estación de llegada.
Recuerde: Ante cualquier duda que tenga, consulte con su médico de confianza.
Fuente:Claudia Wright para revista Predicciones.
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