jueves, 16 de enero de 2014

EL NIRVANA: LLEGAR A ÉL POR MEDIO DE LA MEDITACIÓN

Para el budismo, este estado
se relaciona con la liberación
definitiva a la que se accede una
vez que se ha recorrido el sendero
de la meditación...


                                                                                             


          Todo ser humano dispone de facultades de autodesarrollo en simiente, pero por la vía del trabajo espiritual es como se las puede llegar a desplegar en todo su potencial. Estas aptitudes son, entre otras, la energía, el esfuerzo correcto, la ecuanimidad, la visión de las cosas como son y el sosiego.
          Como factores de autodesarrollo puestos en acción por la práctica constantes de la meditación, impulsan el camino hacia el Nirvana. Esta senda implica una transformación total, una irreversible mutación de la conciencia para llegar a percibir la realidad última más allá de todo deseo.
          Desde la perspectiva budista, el Nirvana es un estado incondicionado que no puede ser definido ni sometido a razonamientos. En palabras de Buda: "Hay, monjes, algo no nacido, no originado, no creado, no constituido. Sin embargo, puede decirse que representa el aniquilamiento en la mente y el espíritu de la ofuscación, la pasión y el odio".
          El Nirvana implica haber logrado la superación de todo karma, las acciones de la vida que marcarán posteriormente nuestro destino, por lo que se termina el egocentrismo y el sentimiento egoísta de aferrarse a las cosas. Así, la persona se libera de apegos y antipatías y vive en un gozoso estado de apertura que le permite una visión clara.
          Es la superación de todo miedo y de todo condicionamiento interno, y otorga una enorme ecuanimidad, un infinito sosiego y una sensación de libertad suprema. Al ya no generar karma, la persona no engendra sufrimiento ni propio ni ajeno. Como ya no necesita nada, sus palabras están libres de carga positiva o negativa, y se centra siempre en esa energía de precisión, claridad y cordura que es la ecuanimidad.
          Sigue estando en el mundo, pero ya no es esclavo de sus deseos ni de la insatisfacción sino que ha alcanzado su esplendor.



Fuente: Revista Salud Alternativa.
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